Tuve la oportunidad de ir en dos ocasiones a desayunar. Una vez fui con mi novia, y la otra fue con mi abuela de 90 años. Quiero quejarme especialmente con la atención de las meseras, por su arrogancia y su pésima actitud para atender a las personas. Nosotros somos los clientes, y ellas nos vieron “como si ellas fueran las ricas y dueñas del restaurante”. Son las empleadas, por favor. Tener un control sobre la actitud de ellas al atender. Gracias.