Un escondite enmedio de zona 10, pequeño pero acogedor, definitivamente para ir en días soleados a perder el tiempo y comer algo rico sin ser ostentoso. Prácticamente comes en el jardín de una casita y te pasan un timbre de bici para llamar al personal de servicio. No podés quedar mal acá si te gustan las crepas. Ofrecen variedades dulces y saladas, muy generosas y el combo es con frituras de tu elección. Las bebidas son creativas, ofrecen infusiones con bolitas de bobba o simplemente una gaseosa. Simple y agradable.