Tristemente Saúl bistro pierde calidad a medida que crece. Grita con desesperacion la necesidad de controles de calidad. La pizza baja su nivel a un sabor estándar y de ingredientes de supermercado. El café y los postres seguirán siendo la apuesta para un lugar que baja clientela escandalosamente; perdidos en las rentabilidades corporativas que castigan la calidad y la imaginación.