Inicio esta reseña culpando la escasa tradición de comida peruana en Guatemala, situación que ha impedido a muchos tener una opinión objetiva si no has tenido oportunidad de probarla en Peru o países con amplia colonia de ese país sudamericano. Catalogada mundialmente cómo una de las cocinas más exquisitas para el paladar humano, esta premisa se cumple únicamente si llegas al lugar correcto.
Tristemente La Victoria, es un restaurante con una maravillosa apariencia visual en cada plato pero inversamente proporcional a la calidad en sabor, sazón y el afamado toque peruano que uno desea encontrar. Sabores planos, mal integrados con los ingredientes y especias incas que nunca te transportan más allá de un cocinero chapin intentando la magia peruana sin haber aprobado al menos el curso de INTECAP. Servicio más que atento del personal para disfrazar un intento fallido de tan afamada cocina. Me disculpo con ustedes por la crítica tan dura, pero el asesinato de uno de los mejores sabores del mundo sólo podía calificarse de esta manera. Con el corazón roto no me atreví ni a darle oportunidad al postre; pedí la cuenta para jamás volver.
Tarde tranquila de martes, en una Plaza dónde sólo restaurantes sobreviven, la mayoría de ellos vacíos pero no La Tavola. Propuesta fusión de comida mediterránea, con ambiente selectivo y elegante. Entrada de aguacate tempura con salsas de la casa para crear el ambiente de inicio. Un ceviche con muy buen balance de sabores estilo peruano y una presentación creativa y divertida servido sobre una tavola de picar en honor a su nombre. El panini de salmon con arugula y queso como plato fuerte, fue una excelente decisión para seguir la tarde de trabajo con el mejor de los ánimos.
Lindo lugar aún desconocido para las mayorías, para una escapada tranquila y segura en un ambiente propicio para conversar o enamorar. Comentan de música en vivo los días jueves, pero no me consta; seguro que regresaré para comprobarlo. Menú creativo y práctico sin llegar a la excelencia, pero con suficiente calidad como para no tomar en cuenta sus precios altos.
Tristemente Saúl bistro pierde calidad a medida que crece. Grita con desesperacion la necesidad de controles de calidad. La pizza baja su nivel a un sabor estándar y de ingredientes de supermercado. El café y los postres seguirán siendo la apuesta para un lugar que baja clientela escandalosamente; perdidos en las rentabilidades corporativas que castigan la calidad y la imaginación.
Tiene el potencial para ser un buen restaurante, por ubicación y platos en el menú; pero en el control de calidad se quedan cortos. Pizza en horno de leña pero masa undercooked. Los raviolis con sabor muy plano. El carpaccio único plato que salva la tarde.
Precios razonables para una pizza bastante aceptable. Influye mucho cuál se pida ya que no todas están a la misma altura. Lindo lugar con ambiente familiar. Nunca vengas sin reservación y con hambre; mala combinación para un sábado por la noche.
Llegué por falta de espacio en otro lugar, y sin expectativas altas, atraído principalmente por la música en vivo de guitarra acústica y canciones en inglés. Sorpresa! un menú breve pero inteligente y extremadamente delicioso. El panini con chorizo y papas gratinadas, compite sin timidez con cualquier café de Buenos Aires o Florencia, con un ambiente relajado y sencillo pero de sabores que te obligarán a regresar. Excelente servicio y sonrisa atenta de Bianca.
De la calidad , ambiente y servicio ya no se discute. Apuesta segura cuando se desea degustar un asado de calidad internacional. Lo único que podría mencionar es que los precios suben sin control para pagar el valor de una propiedad en zona exclusiva. Relación precio calidad depende de los bolsillos de cada quién, porque lugares para competir en carne y con mejores precios, hay varios en Guatemala.
Chilaquiles son la mejor elección. El desayuno tradicional no armoniza con la propuesta.
El café es de excelente calidad.
Ambiente cargado de estrógenos en un ambiente Milenial y despreocupado. El servicio es en definitiva el punto débil. Buena experiencia para un sábado de experimentos.
La Victoria
Inicio esta reseña culpando la escasa tradición de comida peruana en Guatemala, situación que ha impedido a muchos tener una opinión objetiva si no has tenido oportunidad de probarla en Peru o países con amplia colonia de ese país sudamericano. Catalogada mundialmente cómo una de las cocinas más exquisitas para el paladar humano, esta premisa se cumple únicamente si llegas al lugar correcto. Tristemente La Victoria, es un restaurante con una maravillosa apariencia visual en cada plato pero inversamente proporcional a la calidad en sabor, sazón y el afamado toque peruano que uno desea encontrar. Sabores planos, mal integrados con los ingredientes y especias incas que nunca te transportan más allá de un cocinero chapin intentando la magia peruana sin haber aprobado al menos el curso de INTECAP. Servicio más que atento del personal para disfrazar un intento fallido de tan afamada cocina. Me disculpo con ustedes por la crítica tan dura, pero el asesinato de uno de los mejores sabores del mundo sólo podía calificarse de esta manera. Con el corazón roto no me atreví ni a darle oportunidad al postre; pedí la cuenta para jamás volver.
La Tavola Bistro
Tarde tranquila de martes, en una Plaza dónde sólo restaurantes sobreviven, la mayoría de ellos vacíos pero no La Tavola. Propuesta fusión de comida mediterránea, con ambiente selectivo y elegante. Entrada de aguacate tempura con salsas de la casa para crear el ambiente de inicio. Un ceviche con muy buen balance de sabores estilo peruano y una presentación creativa y divertida servido sobre una tavola de picar en honor a su nombre. El panini de salmon con arugula y queso como plato fuerte, fue una excelente decisión para seguir la tarde de trabajo con el mejor de los ánimos. Lindo lugar aún desconocido para las mayorías, para una escapada tranquila y segura en un ambiente propicio para conversar o enamorar. Comentan de música en vivo los días jueves, pero no me consta; seguro que regresaré para comprobarlo. Menú creativo y práctico sin llegar a la excelencia, pero con suficiente calidad como para no tomar en cuenta sus precios altos.
Saúl Bistro (Zona 10)
Tristemente Saúl bistro pierde calidad a medida que crece. Grita con desesperacion la necesidad de controles de calidad. La pizza baja su nivel a un sabor estándar y de ingredientes de supermercado. El café y los postres seguirán siendo la apuesta para un lugar que baja clientela escandalosamente; perdidos en las rentabilidades corporativas que castigan la calidad y la imaginación.
Del Posto
Tiene el potencial para ser un buen restaurante, por ubicación y platos en el menú; pero en el control de calidad se quedan cortos. Pizza en horno de leña pero masa undercooked. Los raviolis con sabor muy plano. El carpaccio único plato que salva la tarde.
L`Aperó
Precios razonables para una pizza bastante aceptable. Influye mucho cuál se pida ya que no todas están a la misma altura. Lindo lugar con ambiente familiar. Nunca vengas sin reservación y con hambre; mala combinación para un sábado por la noche.
Coffee District
Llegué por falta de espacio en otro lugar, y sin expectativas altas, atraído principalmente por la música en vivo de guitarra acústica y canciones en inglés. Sorpresa! un menú breve pero inteligente y extremadamente delicioso. El panini con chorizo y papas gratinadas, compite sin timidez con cualquier café de Buenos Aires o Florencia, con un ambiente relajado y sencillo pero de sabores que te obligarán a regresar. Excelente servicio y sonrisa atenta de Bianca.
Hacienda Real (Zona 10)
De la calidad , ambiente y servicio ya no se discute. Apuesta segura cuando se desea degustar un asado de calidad internacional. Lo único que podría mencionar es que los precios suben sin control para pagar el valor de una propiedad en zona exclusiva. Relación precio calidad depende de los bolsillos de cada quién, porque lugares para competir en carne y con mejores precios, hay varios en Guatemala.
Café Despierto (Zona 14)
Chilaquiles son la mejor elección. El desayuno tradicional no armoniza con la propuesta. El café es de excelente calidad. Ambiente cargado de estrógenos en un ambiente Milenial y despreocupado. El servicio es en definitiva el punto débil. Buena experiencia para un sábado de experimentos.